El verano
Por José María del Toro
El verano es la estación que representa el mediodía del año; es, por tanto, el apogeo del sol, de la luz y del calor.
Estos elementos hacen que las flores de la primavera se conviertan en fruto. El verano representa también para los árboles humanos el tiempo de la maduración, del crecimiento, de la evolución.
El verano, como cada estación, es un tiempo específico, con un sentido particular, con una energía peculiar.
El verano, según la sabiduría china, es la estación del corazón, del fuego, del color rojo. No se trata sólo de exponer nuestra piel al sol para broncearla sino de avivar ese sol interior que es el corazón.
Exponernos también durante largas horas de inactividad al sol del corazón inundará nuestros cuerpos de una alegría que sudará por nuestros poros.
El verano nos invita no sólo a vivir más al aire libre sino también a hacer más libre y consciente el aire de nuestra vida de cada día.
El verano es un canto de afirmación a la vida, la exaltación de los sentidos, la celebración de la abundancia y el regocijo de la generosidad.
No habrá verano si, al mismo tiempo que nos trasladamos a la playa o a la montaña no nos adentramos en nuestro paisaje interior… para conocerlo, habitarlo, embellecerlo y disfrutarlo.
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