30 de enero, día escolar de la no violencia.
Un 30 de enero de 1948 fue asesinado Mahatma Gandhi. Mente preclara y espíritu indómito que no pudo nunca tragar la injusticia y que se rebeló, como pocos a lo largo de la historia de la humanidad, contra ella a lo largo de su vida. Un 30 de enero de 1964, un inspector de Educación español, Lorenzo Vidal, puso en marcha la iniciativa de convertir esa trágica fecha en un día en el que todas las personas que conviven a diario en la escuelas pudieran rememorar el espíritu activo por la paz. Una paz que sólo es posible en ausencia de violencia y consecuentemente sólo es posible cuando se vive en justicia. Cualquier injusticia conlleva violencia y no es posible vivir la Paz en entornos violentos. Conseguir movilizar a millones y millones de personas en todo el mundo ese día 30 de enero ha sido una maravillosa idea a la que se han ido sumando decenas de miles de docentes y millones de alumnos y alumnas.
Tan es así que ya en 1976 el Ministerio de Educación español, dio instrucciones mediante orden ministerial de 26 de noviembre para que ese día escolar por la No Violencia y la Paz (DENIP) se celebrara en todos los centros escolares. Y en 1993 la Unesco lo reconociera como una propuesta mundial. Surge de una iniciativa pionera, no gubernamental, independiente, y voluntaria de Educación No-violenta y Pacificadora, del Inspector de Educación español Llorenç Vidal. Su objetivo es la educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz.
En este día, los colegios y centros se convierten en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta nacionalidad, formación, raza, cultura y religión. Y aquello que nos une es el sentido de la dignidad que cada ser humano tiene y que debe ser reconocida por los otros. Cuando la persona recibe un trato indigno, injusto, siempre se ejerce sobre ella una violencia. Gandhi comprendió siendo joven abogado en Sudáfrica que no es posible superar la injusticia y la violencia cooperando con ella. Por ello lejos de proclamar respuestas violentas tuvo la genial intuición de ofrecer modos de lucha no violentos para acabar con la injusticia y la violencia que conlleva. Negarse a cooperar ante actos injustos es la mejor herramienta para erradicar la injusticia y la violencia.
Para en definitiva vivir en paz. Muchas situaciones que nos rodean son injustas, y por tanto violentas. Quienes firman decretos, aprueban leyes injustas, están ejerciendo una violencia proporcional a la injusticia que provocan. No se manchan las manos con los efectos que genera su actividad injusta y violenta. Utilizan a otros para doblegar cualquier acción no violenta pero que deslegitime sus indignos actos. De esa violencia saben en carne propia millones de personas desempleadas, miles de desahuciadas o desatendidas sanitariamente, educativamente o por ser dependientes…
También aquellas que serán aplastadas por la ley injusta que pretende obligarlas a ser madres. Esa violencia en abstracto acaba sitiándose hasta en las colas generadas artificial y premeditadamente en nuestra cercana frontera. El día 30 sería un buen día para dar respuestas a tanta violencia institucional.
Rafael Fenoy
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